Este fin de semana 50 estudiantes indígenas, quienes son internos del Centro de Reinserción Social No.8 (CERESO) de la Sierra Tarahumara, presentaron exámenes para acreditar su primaria o secundaria,

dentro de los programas del Instituto Chihuahuense de Educación para los Adultos (ICHEA). Ellos forman parte de los 110 que se encuentran en esta prisión y son atendidos por asesores, emanados del mismo grupo de internos.

El ICHEA sigue cambiando vidas al llevar la educación básica a todas las personas que se encuentran en rezago educativo, como es el caso de los internos del penal de Guachochi, con lo que los reclusos pueden acreditar su primaria o secundaria.

El caso de los internos de este CERESO, es relevante a nivel nacional ya que casi la mitad de ellos que presentó exámenes, recibirá en breve su documento oficial que les acredita el nivel de primaria o secundaria para continuar estudiando.

Raúl Castillo, Coordinador del ICHEA en la zona, comentó que la Institución tiene ya 30 años prestando sus servicios en el Cereso, y que al día de hoy tienen 110 tarahumaras en atención pero que se siguen inscribiendo más día a día.

Destacó que un poco menos de la mitad presentó un examen dentro del Programa Especial de Certificación (PEC) con el fin de acreditar la primaria o la secundaria, cuya bondad es la validación de los haberes y saberes de la vida para las personas en un solo examen; el resto acreditará sus estudios materia por materia.

Castillo apuntó que todos los internos son indígenas de la etnia rarámuri “60 de ellos se encuentran en atención regular con las asesorías o bien algunos están aprendiendo a leer y a escribir con asesorías para personas analfabetas en su lengua madre o nativa, y seles integra a la Campaña Nacional de Alfabetización y Abatimiento al Rezago Educativo, promovida por el gobierno federal”.

Durante el tiempo que los internos están recluidos, se les ofrecen diferentes actividades y así algunos aprenden oficios como cocina, pintura o carpintería y tienen la oportunidad de que además de estudiar, con estas actividades buscar una esperanza y oportunidad para su vida al rentegrarse a la sociedad

Algo relevante de esta comunidad de internos indígenas del Cereso de Guachochi, es que cuatro de ellos, quienes cumplen sentencias por delitos graves, pretenden enmendar sus errores del pasado compartiendo lo que han aprendido del ICHEA y son asesores de sus compañeros, ya que al llevar más de 10 años como reclusos, en su permanencia lograron terminar la primaria y la secundaria y ahora ellos les enseñan a sus compañeros.

“Consumí drogas y bebí mucho, no me di cuenta de lo que hice, pero sé que estuve mal” “me faltan muchos años para salir, pero quiero hacer cosas buenas, porque no tengo corazón malo” comenta C. Alberto, uno de los 4 asesores.

“Quiero compartirles a mis compañeros lo que aprendí, porque yo también aprendo de ellos” ”lo que más me gusta es que mis hijos me ven como maestro y no como delincuente” añadió.

Otro caso ejemplar dentro de estas paredes es el de Cleotilde Pompa Arroyo, de 47 años, quien es oficial Custodio de este centro Penitenciario y pasa gran parte del día con los reclusos, y al ver que ellos terminaban su educación básica, se animó a realizar un examen PEC, confiando en sus conocimientos para acreditar la secundaria.

Ella es viuda, y luego de este éxito al terminar su educación básica, al ser cabeza de familia quiere ser el orgullo para sus hijos y nietos. Ahora va por la preparatoria abierta en el mismo CERESO.

Martín Antonio Valdivia González, director general del ICHEA, comentó que este caso ejemplar de los internos de Guachochi puede ser imitado en todos los penales del estado, pues las autoridades locales y federales han convenido en que los reclusos puedan incorporarse a los círculos de estudio del ICHEA, en busca de la recuperación integral de los mismos.