Huyeron de Ucrania para mantener viva su startup. Ahora, están hackeando.

Decenas de empleados de la startup ucraniana de ciberseguridad Hacken huyeron de su país devastado por la guerra y encontraron refugio a unos tres mil 200 kilómetros de distancia, en Portugal. Desde entonces, han logrado mantener vivo su negocio y ahora están apoyando las operaciones cibernéticas contra Rusia.

La compañía ha trasladado su oficina principal de Kyiv a Lisboa, con paradas en el medio, reflejando las drásticas medidas que han tenido que tomar millones de ucranianos mientras buscaban escapar del peligro y preservar sus medios de vida a medida que el Kremlin trae estragos a su nación. Para el presidente ejecutivo de Hacken, Dmytro Budorin, mantener vivo su negocio en el mercado de rápido crecimiento de la criptoseguridad significaba instar a sus trabajadores a huir antes de que las bombas comenzaran a caer.

“¿Cómo me sentiría? ¿Cómo miraría a los ojos a mis empleados, si tuve la oportunidad, el dinero y entendí que algo podía salir mal y no hacía al menos algo para tratar de sacar a todos?”, dijo.

Hacken, una compañía de cinco años que prueba proyectos basados en blockchain para detectar fallas de seguridad, emplea a unos 80 auditores, desarrolladores y otros especialistas en criptografía. Muchos hoy contribuyen al esfuerzo de la guerra al buscar y encontrar vulnerabilidades en los sistemas informáticos ucranianos y rusos y reportar la información al Ministerio de Transformación Digital de Kyiv o al Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, dijo Budorin, de 35 años.

La aplicación Liberator de Hacken permite a los usuarios tomar su poder de cómputo para lanzar ataques de denegación de servicio contra sitios de propaganda rusos. Cuenta con más de 100 mil descargas. La compañía también está contribuyendo a los esfuerzos dirigidos contra las empresas rusas, incluido un intento de presionar a los proveedores de los fabricantes de calzado militar ruso, dijo Budorin.

Los actores no gubernamentales que apoyan a ambos lados del conflicto han intercambiado fuego principalmente a través de ciberataques de bajo impacto. Aquellos que golpean objetivos rusos se han encontrado con poco escrutinio pese a que en el pasado reciente Washington y Bruselas establecieron normas internacionales para limitar dicha actividad cibernética, dijo Stefan Soesanto, investigador principal de defensa cibernética en Center for Security Studies de ETH Zurich, una universidad en Suiza.

“Dentro del conflicto de Ucrania, muchas normas y reglas para el comportamiento no estatal, o incluso el comportamiento de la empresa, han desaparecido ahora”, agregó.

Budorin, ve los esfuerzos ofensivos de Hacken en términos de lo correcto y lo incorrecto. “Este no es el momento de tener miedo de algo”, dijo.

El viaje de Hacken a través de Europa comenzó el 14 de febrero, cuando los funcionarios occidentales advirtieron sobre una invasión rusa. Algunos empleados descartaron la posibilidad de un ataque, pero en una reunión en la oficina de Hacken, ubicada en una antigua fábrica militar rusa en el distrito central de Kyiv, los líderes de la compañía aconsejaron al equipo a trabajar en otro lugar durante dos semanas. Budorin dijo que pensaban que la medida solo sería temporal. La compañía ofreció cuatro mil dólares a los trabajadores que abandonaron el país y dos mil dólares a quienes que se mudaron dentro de Ucrania.

La directora de desarrollo de negocios, Yevheniia Broshevan, su subieron a un avión con destino oa Barcelona al día siguiente. Otros colegas se mudaron a Turquía, Austria o regiones occidentales de Ucrania. Nueve días después, las fuerzas rusas invadieron. En ese momento, solo unas pocas docenas de empleados de Hacken permanecían en el país para enfrentar los bombardeos y los apagones ocasionales.

“Después de todo eso, nos dimos cuenta de lo afortunados que éramos de haber tomado la decisión temprano”, dijo Broshevan.

Los ejecutivos de Hacken dijeron que dividieron la compañía en dos equipos para mantener el enfoque en medio de la avalancha de alertas de noticias sobre el ataque de Rusia y los chats de Telegram de familiares y amigos.

Un equipo maneja el negocio principal de Hacken mientras intenta obtener una mayor participación en el mercado de criptoseguridad al desarrollar software basado en suscripción programado, que espera lanzar a finales de este año. El otro se dedica a la contraofensiva cibernética poco organizada contra Rusia.

Para Denys Ivanov, director de operaciones de Hacken, de 35 años, ganar dinero para apoyar a Ucrania, junto con participar en el esfuerzo de la guerra digital, es un mejor uso de la experiencia del equipo que tomar las armas. También le ha ayudado a superar un sentimiento de culpa por haber abandona su país mientras era atacado.

“La sensación de que estas a salvo es muy mala”, dijo Ivanov.

Ivanov dijo que él y su esposa fueron a España inicialmente sin sus dos hijos, que se quedaron en Ucrania con sus padres. Cuatro días después de que comenzara la guerra, Ivanov voló a Bucarest, Rumania, tomó autobuses y taxis hasta el borde de Moldavia y cruzó a ese país a pie para encontrarse con sus padres en un puesto de control en la frontera con Ucrania. Luego regresó a Barcelona con sus hijos, de seis y siete años, durante los siguientes tres días. Sus padres se quedaron en su ciudad natal en la región de Odessa, lejos de los combates más intensos.

Los ejecutivos de Hacken ahora están planeando a largo plazo. El espacio de oficinas y los gastos del costo de vida en España eran caros, dijeron, por lo que la compañía se mudó el mes pasado a Lisboa.

Ivanov se adelantó a la ciudad para explorar pisos y enviar videos a sus colegas, alquilando unos 20 apartamentos en su nombre. La compañía está ofreciendo a los empleados 500 euros adicionales cada mes para reubicarse.

Hacken ha seguido creciendo en ingresos y personal, a pesar de cortar los lazos con los clientes rusos a menos que denuncien la guerra, dijo Budorin, el director ejecutivo. La compañía genera aproximadamente un millón de dólares al mes en ingresos y es rentable, dijo. La contratación de nuevos empleados ha demostrado ser más fácil de lo esperado, agregó Budorin, dado que tantos trabajadores tecnológicos ucranianos están sin trabajo. El Banco Mundial ha estimado que la economía de Ucrania se contraerá 45% este año.

Adaptándose a una vida laboral con colegas en una oficina de Lisboa que describió como “acogedora”, Ivanov, el director de operaciones, dijo que está tratando de ahorrar dinero en alimentos y otros gastos mientras presupuesta para educar a sus hijos y enviar dinero a cinco miembros de la familia en casa.

“Cada uno de nosotros [está] esperando hasta que Ucrania vaya a ganar esta guerra”, dijo. “Cada uno de nosotros piensa que es nuestra misión regresar y tratar de reconstruir”.

FUENTE AXIS NOTICIAS