Amlo es un socialdemócrata que ante el despojo se ve como de izquierda y en términos simples es de izquierda en cuanto tiende a priorizar defensas del interés público;

podríamos decir que es parte de la izquierda institucional. Y ellos, como tal, creen que el cambio podría ser por medio del cambio de forma de gobierno y ese cambio es limitado para las fuerzas anticapitalistas; pero más allá de posiciones programáticas e ideológicas estamos ante la antesala de una coyuntura electoral que obliga elaborar política como recurso táctico para los cambios que cada quien cree que deben ser los correctos o según sus paradigmas.
Lo cierto que la iniciativa del EZLN –CNI es una provocación (en el buen término) que no solo tiene rasgos de imprudencia sino además de intolerancia; como todos sabemos Amlo y su Morena no soy referencias de vida democrática y el EZLN tampoco no es lo que muchos anhelamos. Cuando el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) propuso, en 1982, a Rosario Ibarra de Piedra como precandidata a la presidencia de la república, tuvo la audacia de presentarla como propuesta y esto permitió una excelente convocatoria de un sector de la izquierda que le creo condiciones para disputarle de tú a tú el espacio de la izquierda electoral a un partido con más arraigo, en todos sentidos, como lo era el Partido Comunista Mexicano (PCM). El recuerdo del 2006, para el EZLN es el recuerdo del 1988, para el extinto PRT (por lo menos el original) y ambos tuvieron que pagar un costo político enorme por oponerse a las aspiraciones de las masas; repetir el error dos veces seria hacerlo tres veces decía Lenin. Cuando el PRT se opuso a la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas pago un alto costo político que nos llevó prácticamente a la desaparición no solo como partido sino como corriente ideológica articulada; a casi tres décadas todavía no logra reagruparse una corriente que creo expectativas y esperanzas en una generación formada en el paradigma socialista. En el 2006 el EZLN con su Otra campaña dejo un mensaje fraccional hacia las izquierdas y en efecto más de uno vieron esa campaña como una imprudencia y algunos hasta llegaron a la conclusión que era obra de la “mafia en el poder”; evidentemente este es un cliché que no da espacio a la reflexión y al análisis; lo cierto que el EZLN pago un alto costo político que otra imprudencia de este tipo lo dejara muy mal parado. Si el EZLN se va por la libre sin tomar en cuenta a la izquierda anticapitalista en su conjunto lo terminara de aislar y el costo será gravísimo para una organización político-militar que no solo goza de una alta moral sino que a contribuido al debate ideológico y en la buscada de paradigmas que de alguna manera es parte de la elaboración colectiva ante el fracaso del “socialismo real”. Que su propuesta solo sea una propuesta al conjunto de las fuerzas permitirá conocer más a profundidad su táctica y dará la oportunidad de escuchar otras; es decir provocara un necesario debate colectivo. Creo que el debate debe intensificarse y darle un espacio de reflexión para darle claridad a las posiciones políticas a efecto de mitigar expresiones vulgares donde si no estás conmigo estas con mi enemigo. Amlo tiene muy bien ganada su fama de intolerante y de funcional al estado burgués, basta su declaración en torno a la propuesta del EZLN-CNI donde ya la etiqueto como parte del “régimen”; aun así, negar que no es lo mismo tratar con depredadores neoliberales o regímenes militares que con demócratas burgueses; es como decir que es igual tratar la gangrena que la herida simple. El debate empieza, aprovechemos para priorizar definiciones ideológicas y referencias políticas, así como buscar la táctica correcta para esta coyuntura.

César del Pardo Escalante