La crisis de los institutos de viviendas de los estados es la complicidad con los otrora y mal llamados “Desarrolladores de vivienda”; todos ellos articulados en la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (CANADEVI).

Fueron los desarrolladores de vivienda que por décadas se apoderaron de las reservas territoriales de estados y municipios, además de tierras ejidales integradas al fundo legal para hacer viviendas malas destinadas a la ganancia; un déficit de 10 millones de viviendas y 5 millones de viviendas en abandono es el rostro de la política especulativa.

Colima no es la excepción de esta realidad; el Instituto de Suelo Urbanización y Vivienda del estado de Colima (INSUVI) solo es para administrar su cartera vencida e impulsar procesos para la adjudicación de las viviendas y buscar la forma de comercializarlas para seguir un rol que nada tiene que ver con motivar o fomentar la vivienda popular.

Por si fuera poco, los compromisos con enlaces de crédito, en este caso las mal llamadas Cajas populares son un filtro para evitar que el sector más desprotegido de la población pueda acceder a créditos baratos para adquisición de lotes con servicios o vivienda social; la normatividad del INSUVI y de los planes de operación de las Cajas Populares no son para ese sector vulnerable de la población.

La férrea norma; no estar en el buró de crédito, comprobar ingresos; cuando se supone que va destinado a la población que es parte de la economía informal; y los altos anticipos, pagos mensuales, intereses y plazos, están diseñados para evitar que ese sector de la población no acceda al crédito y destinar al INSUVI a ser un simple comercializador de vivienda.

El INSUVI tiene viviendas y terrenos suficientes para amortiguar la crisis de vivienda en Colima; crisis que no es menor; la realidad donde solo 6 de cada 10 núcleos de vivienda están en posesión legal no es para hacer loas.

¿Qué sentido tiene que INSUVI comercialice lotes con servicios en la cantidad de alrededor de 100 mil pesos con un enganche del 20% si las viviendas en subastas se adquieren al mismo precio? ¿Esta es una constante para que la población no vea al INSUVI como una alternativa de vivienda y el INSUVI seguir su política de comercialización como si fuera una empresa privada?

En el caso de las viviendas que tiene adjudicación del INSUVI es la misma situación y la norma es como evitar que el sector vulnerable de la población acceda a las viviendas.

El año del 2019 fue un remolino que no todos saben leer causas, orígenes y dinámicas; el hecho que miles de colimenses se movilizaran para adquirir o solicitar vivienda no debe tomarse a la ligera y pretender manipular una realidad dándole la clásica “largas o patear el bote” es por lo menos una pésima lectura.

El congreso del estado de Colima debe revisar las normas de crédito del INSUVI de ya, no es una exigencia menor; el INSUVI debe regresar a su sentido social y buscar el cómo sí y darle la función social que está obligado por razón de ser.

La autorización del congreso de estado un monto de 3.5 millones de pesos para viviendas abandonadas debe ser fiscalmente pulcro; los miles de solicitantes de viviendas que se movilizaron por todo el territorio estatal están en la espera que se den señales para opciones populares; por nuestro lado el tema no los estamos dejando por un lado y hay serios avances con el INFONAVIT para que la vivienda abandonada sea adquirida y si el INSUVI no tiene cambios a corto plazo para una reorientación social ese monto debe destinarse por medio de una comisión especial para la adquisición al Infonavit y sean entregadas sin intermediarios a los beneficiarios.

Por nuestra parte; y con todas las de ley; la Central Unitaria de Vivienda seguirá creando un fondo para entrar por si mismo a las subastas y quienes contribuyan y en estén en la posibilidad de crear ese fondo conocerán un proceso pulcro jamás conocido en el país; será frustrante para los especuladores de siempre no ver ni un centímetro de corrupción; sabemos que más allá de pesos y centavos va de por medio la posibilidad de construir un paradigma donde el imperativo social sea la norma; y la verdad es que nosotros todavía vivimos de sueños y esperanzas.

Con quienes no reunimos; los rostros de hombres, niños y mujeres; sus risas y sus esperanzas no son naufragios, son bocados de bondad; nuestros corazones de viaje a recorrido valles, costas, montes, veredas y selvas asfálticas; y tenemos la imaginación para soñar lo imposible, somos la utopía de lo posible.

Tomamos como compromiso las esperanzas de esos miles de familias que pululan en medio de la indiferencia, ante la falta de techo en un océano de viviendas abandonadas. somos el proverbial; las lunas de enero traerán flores en los meses venideros.

Esos rostros necesitan un espacio social donde desarrollarse; el congreso debe volver al INSUVI a cubrir ese espacio; antes que los ríos busquen otros cauces.

César del Pardo Escalante Colima, Colima 1 de febrero del 2020