Este 15 de septiembre en el pueblo de Zapotiltic, Jalisco cientos de activistas; articulados por momento en el Consejo Nacional de Activistas(CNA); y de todos los rincones del país nos reunimos para encontrar salidas a la tempestad; el activismo social mexicano se articula para empezar una lucha férrea contra Los molinos de viento.

Las intervenciones contestarías de los oradores no dejan lugar a dudas; ni siquiera el monstruo respeta su propia constitución; las ilegales Casetas de cobro en las carreteras del país, la contaminación de suelos y subsuelos y las implicaciones socioambientales del extractivismo minero que Raúl Yong da a conocer como lo son el alarmante aumento de diálisis en los niños y adolescentes en la sierra jalisciense y en el país; así mismo se denunció las alzas disfrazadas del diésel y la gasolina, el endeudamiento por créditos subprime (hipotecas inmobiliarias, tarjetas de crédito y de tiendas de electrodomésticos).
Mención especial tuvieron la economía dependiente, la deuda externa y sus implicaciones en los planes de austeridad que afecta sobre todo al poder adquisitivo, el gasto y la obra pública de calidad derivado de la política asistencial que se da sin un cambio en la estructura.
En ese contexto, se sugiere, se mantendrán las reformas estructurales y cuya fuerte oposición al nuevo régimen, obligarían a maquillarlas al nuevo gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador, en mención especial la reforma educativa; la mayoría legislativa en ambas cámaras (diputados y senadores) no permite pretextos para no abrogarla; la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ya emplazó al nuevo gobierno; si para el primero de diciembre no hay abrogación habrá movilización.
La compañera Marichuy alertó sobre la depredación del monstruo y convocó a una amplia unidad “respetando los métodos y autonomía de cada organización”. Marichuy y el CNI en su recorrido por el país palparon el hartazgo, y nos advierte que la clase dominante busca de mil maneras de acabar por encima el malestar social subrayando que el próximo gobierno recurrirá a una política asistencial a efecto de fragmentar la resistencia y organización popular.
En mi intervención (posterior a la de Marichuy) señalé que el concepto Producto Interno Bruto (PIB) en México solo es una falacia; la industria automotriz, turística, comercial, de ensambles y maquilas, bancos, hipotecas, petróleo, minera, etcétera, es extranjera y la producción nacional es muy poca la que se puede contabilizar.
En medio de este engranaje financiero- comercial el nuevo régimen; al parecer; ha decidido mantener el marco constitucional actual que permita el saqueo y la explotación; la licitaciones en los pozos petroleros anunciadas para enero, la reiteración de la alza de los hidrocarburos de acuerdo al índice inflacionario (entendiendo la inflación entre una carrera de precios y salarios, donde el poder de compra lleva todas las de perder), el aumento en la edad en la jubilación (de 65 a 68 años) y la no abrogación de la ley se seguridad parece no deja lugar a dudas.
En medio de este panorama nacional los partidos institucionales ya están preparándose para capitalizar el descontento de la expectativa creada y están en la creencia en que el hartazgo no se saldrá del marco institucional, lo cual el proceso político-social no les podrá garantizar ningún éxito, aun menos cuando la articulación de la organización social está en franco camino hacia un plan de acción que permita prepararse para una larga lucha en defensa de la patria y del interés social.
Los más de 30 millones de electores mandaron un mensaje contundente; las políticas económicas implementadas por el PRIAN no deben prevalecer más en el país. La lectura correcta del pasado primero de Julio no es de quienes pretenden creer en que la insurrección popular fue consecuencia de empatías y simpatías y no el rotundo rechazo a la depredación y la entrega.
Ese reclamo popular es nuestro; vivimos en comunidades, en los laberintos urbanos, somos lo excluidos, los que ponemos los enfermos y los muertos, los que muchos no viven sino sobreviven, somos el llanto silencioso de los sueños frustrados de nuestros niños y adolescentes. Por ese camino se dan los pasos necesarios para reencontrarnos en nuestra próxima convención.
Nuestra convención es una mano extendida a los otros y sabemos que con nuestros hermanos campesinos, indígenas, obreros, maestros y estudiantes, en los próximos tiempos configuraremos en la misma mesa; compartiendo el pan y la sal; la defensa a la vida y nuestro derecho a compartir; el bien común, cuyo grito debe ser un alto a la fragmentación ante el espíritu comunitario.
Sabemos de la tempestad que se avecina, pero confiamos en el tiempo; diría el justiciero; “que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.
Ese fue el espíritu de la primera Convención Nacional de Activistas; nos consta a muchos.

César del Pardo Escalante, Hermosillo, Sonora. 17/09/2018