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DECÁLOGO DEL POPULISTA. 2.ª DE 2 PARTES.Por LUIS VILLEGAS MONTES, 2018-06-21 20:47:35
9. El populismo desprecia el orden legal. Hay en nuestra cultura política latinoamericana una desconfianza a las leyes; por eso, una vez en el gobierno, el caudillo tiende a apoderarse del Poder Legislativo y el Judicial, remedo de Fuenteovejuna que, para los efectos prácticos, es la justicia que el propio líder decreta; y 10. Por último, el populismo mina, domina y, en último término, domestica o cancela las instituciones de la democracia. El populismo abomina de los límites a su poder, los considera aristocráticos, oligárquicos, contrarios a la “voluntad popular”. Finalmente, señala Krauze, el populismo tiene, por añadidura, una naturaleza perversamente “moderada” o “provisional” pues no termina por ser plenamente dictatorial ni totalitario; por eso alimenta sin cesar la engañosa ilusión de un futuro mejor, enmascara los desastres que provoca, posterga el examen objetivo de sus actos, doblega la crítica, adultera la verdad, adormece, corrompe y degrada el espíritu público. Si usted, gentil lector, querida lectora, no encuentra ocho o nueve de estas características aplicables a AMLO —y a algunos conocidos suyos y míos de aquí cerquita—, entonces usted se niega a ver la realidad de frente; AMLO es el peor demagogo en la historia de este país; y lo es, no por la magnitud de sus mentiras o el tamaño de sus yerros, no; antes han existido otros como él: corruptos, incompetentes, hipócritas; es peor porque cancela la posibilidad de que después de él este país pueda salir adelante. Con él, en él, por él, gracias a él, vendrá otro igual, y luego otro y otro más, porque arruinar a México no es algo que se consiga en un sexenio; pero copiar el modelo perverso que él pregona lo puede conseguir sin despeinarse en menos de tres años; y ahí está la Ciudad de México que no me deja mentir. Desde hace veintiún años, la capital de la República es gobernada por una cáfila de trúhanes que se montó en la típica estructura priísta, aceitando la maquinaria a fin de que esté a punto para el próximo fraude electoral; no otro es el origen del tabasqueño y de la mayor parte de la horda que lo cobija. Si Usted, gentil lector, querida lectora, no puede ver esa realidad corra de aquí, váyase, escóndase, porque su vergüenza y su pena no conocerán límites cuando entienda que fueron su ingenuidad y su ignorancia los que nos precipitaron en algo mucho peor que lo que estamos viviendo. Recuerdo en este punto, la grotesca entrevista de Tercer Grado, cuando a la pregunta directa sobre la corrupción de Alfonso Romo, AMLO, el caudillo, lo justificó diciendo que era bisnieto de Gustavo Madero y traía “en la sangre su vocación democrática”;1 instantes previos había exculpado al nieto de Elba Esther Gordillo diciendo que “estaba ayudando”; la vocación democrática se trasmite por vía consanguínea, la corrupción no. El único mérito de este sujeto es, a no dudarlo, canalizar el asco que produce el actual Gobierno. Pero votar por AMLO no es votar por él, es votar por tres o cuatro sexenios por venir que nos conducirán sin remedio al populismo más atroz y de ahí a la catástrofe. Decía don Manuel Gómez Morin: “No hay peor mal que el bien mal hecho”; y es verdad. Contácteme a través de mi correo electrónico o sígame en los medios que gentilmente me publican, en Facebook o también en mi blog: http://unareflexionpersonal.wordpress.com/ Luis Villegas Montes. [email protected], [email protected] |
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